El Jaime Gutman que conocí

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Despedida a un hacedor, una persona afable, serena, honorable, un gran empresario.

  Por el arquitecto Jorge Lema

Días atrás falleció el ingeniero Jaime Gutman.

Hoy decido dar testimonio de este gran vecino que aportó inmensas obras a la comunidad, desde su rol fomentista en Villa Piaggio hasta su función como presidente de la Cámara Empresaria de General San Martín.

Conocí al Ing. Gutman en el año 2000, ese trágico año donde el país estaba hundido en una gran crisis económica y moral. El Ingeniero asumió como presidente de la Cámara Empresaria de San Martín con sede en Villa Ballester, junto al ingeniero Claudio Cabilla y a Esteban Callegari y se propusieron dar un cambio sustancial en un momento difícil para la producción argentina; me convocaron para ser el gerente de Desarrollos Productivos de la Cámara Empresaria. Acepté.

Al mes ya estábamos organizando el Día de las Ofertas en la zona comercial de Alvear y aledaños, con más de 200 locales adheridos y cientos de vecinos apoyando. El método fue simple, anunciar la convocatoria, volantear casa por casa, salir en radios y medios barriales; ya en marzo organizamos Expo-Chocolate por las Pascuas, en la galería más importante con stands de las mejores confiterías y panaderías de San Martín.

Luego vendría junio con el festejo del Día del Padre, en agosto el Día del Niño en donde un bombero disfrazado de hombre araña bajaba del edificio más alto y abajo se sorteaban bicicletas y juguetes. La cantidad de niños y clientes era total. En octubre festejamos el Día de la Madre y la primavera fue con flores y músicos en un escenario. Los sábados siempre un payaso regalando golosinas junto a Claudia Bossio, mi “amorcito” de la editorial CyC. En otros meses, una banda musical al estilo NY paseaba por las veredas tocando jazz y alegrando a la gente los días sábados.

Villa Ballester se llenó de clientes, los comerciantes hacían buenas rebajas y se alquilaron todos, todos los locales y esa fue la visión de Jaime Gutman de dejar hacer. Recordamos las fechas patrias del 25 de mayo y el éxito del desfile de autos antiguos en aquel 9 de julio, donde colocamos un actor interpretando a José de San Martín y todos se sacaban fotos junto a él. En esa ocasión también hubo destrezas aéreas de los Bomberos de Villa Ballester con sus grúas a más de 18 metros de altura y “colgados” en el aire.


A mediados de la gestión le propuse a Jaime hacer la primer Feria de Colectividades y la plaza Roca fue el epicentro. El éxito fue total, con un imponente escenario resistente que contuvo espectáculos como el de la colectividad china con sus bombos simulando una guerra; eran más de 20 chinos tipo zumo con bombos gigantes y avanzando en actitud de guerra como los rugbiers neozelandeses, el sonido…. ensordecedor. La plaza desbordaba de vecinos.

También en marzo homenajeamos a las mujeres en la empresa, en el comercio, en la industria, en la cultura, convertimos la Cámara Empresaria en un salón de exposición de arte y mes tras mes grandes pintores realizaron sus muestras, vernisage mediante, muchos vecinos conocían la casona de la Cámara Empresaria de su lugar.  

En el período del ingeniero Gutman como presidente de la Cámara Empresaria de San Martín nos animamos a reinaugurar la primera Expoindustria y luego repetimos en instalaciones gentilmente brindadas por el Colegio José Hernández.  Allí el ingeniero con mucho oficio me aconsejó: “Hacé una hoja que diga qué vendo, qué compro”. Y cada industrial colocaba qué producía y qué insumos compraba, haciendo un verdadero intercambio de consumo. Muchos compraban lejos lo que un vecino industrial producía cerca, ¡y no lo sabían!

Recuerdo cuando -para su empresa- me dijo: “Buscame todos los medios zonales que estén junto a la cordillera, periódicos, radios de Mendoza, San Juan, Neuquén y allí promocionó sus frazadas. Su idea tenía una lógica extrema, desde Chile nos compraban al estilo “deme 2”, “deme 3” ya que los precios eran muy baratos en Argentina. Colocando sus productos en comercios cercanos a Chile era venta segura y así se hizo. Igual pasó con una trágica inundación en el Conurbano en esa época de 2001, la gente evacuada en los galpones necesitaba frazadas y el Municipio compraba a quien tenía stock y ese era nuestro vecino, el ingeniero Gutman.

Hablar de Margarita, su inseparable compañera, de su hijo arquitecto, de su casa en Villa Piaggio, de su fábrica en Tres de Febrero, de la visión de hacer frazadas con productos de descarte de otras textiles... Diré del querido Jaime, qué visión, qué nobleza, que hidalguía, que ingenio en adquirir costosas máquinas para transformar residuos en frazadas terminadas.

Ese era el Ing. Jaime Gutman. No lo olvido, en su memoria es esta nota.

Podría relatar tantas anécdotas de este gran hombre de nuestro partido de Gral. San Martín que no me alcanzarían ni 100 páginas para contar todo lo que me enseñó. Fue presidente de una cámara empresaria en el peor momento del país (2000- 2001) y salió airoso y exitoso. En resumen, el Jaime Gutman que conocí era un hacedor, una persona afable, serena, honorable, un gran empresario que un día mientras daba un discurso frente al mástil en la rotonda de Villa Ballester, vio pasar un tren cargado con pesadas bobinas de metal y cortando su discurso, mientras los 40 vagones pasaban dijo: “ese el país que deseo, un país productivo, los invito a repensar la Argentina.

Para finalizar comparto unos versos de un famoso poema:

Los que mueren con honra, son los vivos,

los que viven sin honra son los muertos.
La vida no es la vida que vivimos,
la vida en el honor, es el recuerdo.
Por eso es que hay muertos que en el Mundo viven
y vivos que en el Mundo muertos están.

Jaime Gutman vive hoy y siempre en los corazones de quienes lo conocieron.